Amores divergentes.

Te mentiría si te dijera 
que no quería quedarme a dormir.
Te mentiría si no te dijera que quería recoger
mis táper de tristezas 
y que me dijeras:
 -“quédate, solo quiero que me abraces."-
Te mentiría si te dijera 
que no quería hacer el amor contigo una vez más, 
para saber cómo es corrernos mirándonos a los ojos de nuevo.
Te mentiría si no te dijera 
que algo se me clava en el pecho 
cuando no aparezco en la lista de cosas 
que te retienen en ésta ciudad dormida.
Te mentiría si no te dijera
que sigo sin saber qué hay dentro de ti
llenando tanto vacío.
Te mentiría si no te dijera 
que no digiero tanto vacío después de tanta alma libre.

Pero te mentiría también si no te dijera 
que estoy feliz, y me siento orgulloso de estar aquí.
Te mentiría si te dijera que no me ha gustado verte 
a pesar de volver a casa en autobús
repleto de bocas azules y blancas por besar.
Te mentiría si no te dijera 
que me siento orgullo de no haber pasado las mentiras 1, 2 y 3 
y seguir queriéndote cada día más.
Te mentiría si no te dijera 
que saber que esto te hace bien 
me hace sentir muy contento y pleno,
pero con el suelo lleno de dudas. 
Te mentiría si no te dijera 
que el mejor sexo contigo es abrazarte 
y mirarte a 5 centímetros de la piel.
Te mentiría si no te dijera 
que soy feliz con un espacio en tu vida, 
guardando un espacio especial para ti en la mía.
Te mentiría si no te dijera 
que a veces no entiendo nada y otras, 
simplemente no existe una explicación.

Te mentiría si no te dijera
que aún hoy, 
hace el mismo frío.
Frío de mar ausente,
de pies helados desnudos en el roce de amar;
frío de escarcha en el corazón 
y huida hacia adelante;
frío de noches en calma 
a los pies de cualquier abismo.
Frío, como el termómetro del amor 
después de estallar
entre unas manos cruzadas y unas bocas abiertas. 
Frío, como una mañana, un despertar
sin música que nos recuerde
que estamos vivos.

F
r
í
o

Frío, de corazón frío,
como una despedida en cualquier puerto sin mar. 


Te mentiría, 
pero no me sale mentirte 
por que quiero mil verdades contigo siempre.

Pase lo que pase.

Amores divergentes. 
Cuantas cartas te habré escrito para nada,
la rosa ya se ha marchitado en tu ventana.
Ya no quiero que me entiendas
ni me condenes a ser tu amigo
cuando prefiero ser tu habitante
y derramarme por tu ombligo.

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