Equilibrio es pasear de puntillas por la cuerda floja. Y ser la cuerda. Y ser el viento. Desear estar solo, respirando almas de insecto aburrido. Y ser el insecto. Y ser el viento. Armonizar el silencio con los murmullos de los besos. Y ser el silencio. Y ser los labios. Escribir despacio, lento. Y ser el espacio. Y ser el miedo. Ser el amanecer rojo en la ventana. Y ser el frío. Y ser el llanto. Equilibrio es caerse mil veces. Y ser el intento, y la sangre o el hilo de la brecha. Equilibrio es desear que no recojas tus cosas. Y querer abrazarte sin miedo. Y dejarte marchar en silencio.